El afán por deshacerse de esos kilos extras, puede llevar a tomar decisiones con poco fundamento y generalmente equivocadas, tal y como someterse a dietas peligrosas para perder peso, las cuales finalmente, lo único que hacen es deteriorar la salud e incrementar las posibilidades de experimentar un efecto rebote.
No se puede desconocer que las ya conocidas dietas milagro, permiten bajar de peso, como tampoco, que el costo suele ser demasiado alto ya que son abruptas y están totalmente alejadas de la posibilidad de cambiar hábitos, que es a fin de cuentas el secreto para no regresar al peso inicial. Opciones como la dieta dash y otras por el estilo, aunque con enfoques distintos, son un poco más cuidadosas y se toman en serio el bienestar de las personas.
¿Qué convierte a una dieta en peligrosa para la salud?
Por regla general, esta clase de sistemas de alimentación se apegan al principio de suprimir por completo grupos de alimentos que alteran prontamente el organismo y ocasionan un desequilibrio que se traduce en pérdida de peso.
El corte abrupto, se evidencia a nivel físico y mental y es ahí donde la persona empieza a perder kilos, pero también, su buen estado de ánimo, capacidad de concentración y hasta defensas para hacerle frente a virus y distintas enfermedades. Todo lo contrario, a lo que sucede cuando se empieza con una dieta debidamente adaptada a las necesidades propias.
Dietas poco seguras por sus efectos colaterales
- Dietas líquidas: si bien prometen desintoxicar aparte de perder peso, propician mareos, malestares gastrointestinales y en ocasiones fallas en el corazón, por llevar al organismo al límite.
- Ayunos sin supervisión adecuada: para adelgazar no es necesario dejar de comer y esto es algo que todos deberíamos tener muy claro. Por supuesto, algunos ayunos pueden traer efectos positivos, pero no precisamente si la intención es ponerse en forma.
- Dieta Dukan: este controvertido plan alimenticio, se ha destacado por tener un buen número de defensores y detractores. Lo que es un hecho, es que se ha comprobado que algunas de sus fases perjudican altamente órganos como el hígado y los riñones.
- Dieta cetogénica: excluye por completo los azúcares en cualquiera de sus formas, por lo que abunda la ansiedad, el cansancio y la sensación constante de hambre.
- Dietas altas en proteínas: aunque pueden resultar atractivas y aparentemente fáciles, son contraproducentes debido a que alteran la función rena, restringen la circulación de la fibra y obstaculizan el normal funcionamiento del metabolismo.